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Por qué me opongo a las reviews del Rabbit r1 (y otros gadgets)

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Por qué no comparto la opinión de la mayoría de los medios sobre el Rabbit r1 y el Humane AI Pin

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Llevamos semanas y semanas viendo como, en primer lugar con el AI Pin de la compañía Humane y más tarde con el reciente lanzamiento del Rabbit r1 los grandes medios de comunicación online —y otros no tan grandes— vapulean sin ningún tipo de compasión a estas compañías en sus reviews.

Y en cierto modo y haciendo de abogado del diablo de estos Youtubers/webs, si miramos en profundidad en qué se basan sus quejas, cabe incluso la posibilidad de ver al fondo de todas ellas una pizca de razón, pero siendo sincero, he tenido que rebuscar para encontrarla.

Hay aspectos de ambos gadgets —y estoy seguro de que de muchos más de esta nueva tanda de dispositivos con inteligencia artificial— que son indefendibles. El Humane AI Pin te quema el pecho al usarlo, el laser no se ve a la luz del sol y tarda en responder más de lo que queremos esperar.

Por otra parte, el Rabbit r1 tenía una batería que era una vergonzosalo cual arreglaron en unos días—, sufre cortes de conexión constantemente y hay aplicaciones que no funcionan. Ese tipo de fallos hay que arreglarlos. Sin excusa y sin demora.

Los títulos hablan por sí solos…

Objetivamente este tipo de fallos que generan malestar por parte de los usuarios son legítimos. Podrán arreglarse con Updates o no, cada caso es singular, pero hay que señalarlos, o bien para cambiarlo o bien para que no vuelvan a ocurrir. ¿A ocurrir cuando?

Las reviews de una Generación 1, Versión 1.0

Creo que no nos hemos dado cuenta aún, y lo que más me sorprende de estos grandes Youtubers que se dedican por entero a revisar dispositivos tecnológicos es que ellos, a los que les presupongo una «profesionalidad» tampoco se hayan dado cuenta.

No nos hemos dado cuenta de que este tipo de empresas que sacan gadgets como el r1 o el AI Pin —PLAUD, Ray-Ban Meta, 01 Light…— han abierto la puerta a un nuevo sector que se está caracterizando por sí mismo, ya que no debe´ria mos de poder compararlos con nada.

De hecho, hasta hace apenas unos meses no existían. No había nada previo al AI Pin antes que él, al igual que no teníamos gafas de sol que nos dijesen lo que estamos viendo, un trozo de plástico que maneja nuestro ordenador con la voz o un conejo traductor en tiempo real que pide comida a domicilio.

Vivíamos cómodos con nuestros móviles y ordenadores. Cómodos establecidos en la normalidad de factores de forma que no aportaban nada, ni cambios sustanciales, ni mejoras ni innovación. Ya no había ilusión por cambiar.

Es cierto que de vez en cuando salía alguna empresa a mostrar un teléfono plegable, o un portátil con dos pantallas como el ZenBook de ASUS que daba la errónea sensación de enfrentarnos a un mundo nuevo en la tecnología. Pero resultaba ser un espejismo…

Y lo era porque tenían precios prohibitivos, funcionalidades inútiles y falta de I+D que resultaban en dispositivos que podían estropearse o romperse con más facilidad que los convencionales. ¿Resultado? Bueno, pues nos quedamos con lo convencional.

La irrupción de la IA en nuestras vidas

Aún no hace ni dos años que la Inteligencia Artificial irrumpió en el mainstream — la IA como tal lleva décadas gestándose— y cada vez es más y más conocida, más útil y más usada, tanto en ámbitos académicos, como laborales como por usuarios normales y corrientes.

Es cierto que aunque la euforia ya pasó, hay que seguir teniendo cuidado con su uso y tener muy presente que esta Inteligencia Artificial es imperfecta, alucina, no puedes fiarte al 100% de ella y está desarrollándose porque, aquí sí, entendemos que es lo suficientemente nueva como para que lo haga mal.

Y es aquí donde entran nuestros diferentes actores. Empresarios tecnológicos con diferentes motivaciones que deciden que unir a estas diferentes formas de IA en productos con factores de forma no convencionales puede ser una gran idea.

Algunos ponen de su propio capital, otros buscan financiación externa, pero tienen claro que debe de haber algún camino diferente al establecido si la tecnología lo permite, y parece que estas IA’s han abierto ese sendero al que se han propuesto conquistar.

Ese soplo de aire fresco que tanto esperábamos no llega de la mano de Google, Meta, Amazon o Microsoft. Llega de mano de un puñado de individuos con equipos de menos de 20 personas en algunos casos que lo arriesgan todo por abrirse paso en ese terreno inexplorado.

El apoyo a las pequeñas empresas y su valentía

Y aquí llega una de mis principales quejas respecto a estas reviews: El escarnio público al que estos medios online han sometido tanto a nivel empresarial como personal en algunos casos como en el del pasado de Jesse Lyu con los NFT’s.

No los he visto apoyar las ideas —al margen de criticar el producto—, ni confiar en lo que puede llegar a ser un dispositivo Ver1 Gen1 ni siquiera parece que algunos se interesen en cómo funcionan. Todo ha sido crítica, crítica y más crítica.

¿Dónde ha quedado la curiosidad, la ilusión o la expectativa? Entiendo el descontento con los aspectos que comentaba al principio, de verdad que sí y para eso están las políticas de desistimiento y devoluciones. Lo cancelas y arreglado.

Pero a todo este grupo de influencers tecnológicos les presupongo —quizás fallo por mi parte— una actitud profesional. Gente con curiosidad, con ganas de que la tecnología avance y ver cómo encontramos otras formas de mejorar lo que tenemos.

Y lamento decir que me he equivocado. La mayoría no sabía lo que compraba, no sabría distinguir un dispositivo con IA de un smartphone y no han tenido el más mínimo interés en hacerlo. Y es una pena, porque confiaba en ellos.

Estos dispositivos no son smartphones

Está bien saber qué procesadores, RAM o memoria interna llevan estos gadgets, pero por favor, ya está bien. El Rabbit r1 no es un móvil ni pretende serlo. Su cámara, pantalla y batería no tienen que compararse con la de un teléfono porque, oh sorpresa, no es un teléfono.

Para mí es algo que parece más que obvio, pero es como si todos estos reviewers hubieran cogido los sistemas de medir la telefonía y estén empeñados en intentar que estos dispositivos con inteligencia artificial encajen en sus marcos, y no, no van a hacerlo.

Es un mundo nuevo, alejado de lo que conocemos, llenos de posibilidades, de nuevas dudas, problemas y retos, pero en vez de disfrutar del camino, parece que se han dedicado a repetir el mantra de «esto podría ser una app» o «esto lo hace mi móvil«. Pues amigo, disfruta de tus apps y de tu móvil.

Por mi parte me quedo a disfrutar del espectáculo, de las mejoras y de todo lo que se avecina. Espero que tú te quedes también.

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